Más allá de sus 16 soleadas playas, esta ciudad andaluza a orillas del Mediterráneo tiene una vida cultural más que interesante. Y es que el lugar que viera nacer al genio Pablo Picasso se ha reinventado en los últimos años e inaugurado museos para todos los gustos.
Si a la combinación de mar y cultura le añadimos un ambiente animado, las abundantes tapas que sirven sus bares, barrios a la última como el del Soho, zonas como la del puerto que se han transformado para ofrecer una cara más moderna y monumentos con siglos de historia, el resultado es una ciudad apasionante que cualquiera querría conocer. Porque si todo el mundo dice que Málaga está más bonita que nunca, por algo será.
Hay varias cosas que le dan a Málaga su toque único. Para empezar, más allá de monumentos, siempre conviene disfrutar de un día de sol en la mítica playa urbana de La Malagueta. Y el que quiera sumergirse de lleno en los sabores tradicionales, tiene que acercarse al barrio marinero de Pedregalejo y probar los típicos espetos de sardinas a la brasa.Volviendo a La Malagueta, junto a ella está el Muelle 1, un paseo en el puerto lleno de tiendas y restaurantes por el que da gusto caminar al atardecer hasta llegar a la Farola, un faro que es todo un símbolo de la ciudad.¿Otro emblema malagueño? Sin duda su calle peatonal Marqués de Larios, un animadísimo paseo decorado con flores y por donde hay que pasar al menos una vez en un viaje a Málaga. Por la noche, además, esta zona y sus calles aledañas se convierten en el lugar perfecto para ir de tapas en locales que son ya instituciones como la Bodega El Pimpi y probar a qué sabe un ajoblanco.